Cherreads

Suku The Adventure

MochimobStudios
7
chs / week
The average realized release rate over the past 30 days is 7 chs / week.
--
NOT RATINGS
303
Views
Synopsis
Suku parece un simple cachorro mágico: pequeño, adorable y siempre metiéndose en problemas. Pero detrás de sus grandes ojos y su collar rojo, se esconde un secreto ancestral: es el último de los Lobos Titanes, una raza extinta que una vez protegió el equilibrio mágico del mundo. Cuando Suku descubre que puede transformarse en un lobo gigante de poder descomunal, su tranquila (y algo torpe) huida del laboratorio se convierte en una carrera contra el tiempo. Diversas fuerzas —científicos corruptos, cazadores de bestias, y facciones mágicas— lo buscan para capturarlo o destruirlo. Junto a Lina, una joven bruja con un corazón más grande que su control mágico, y Zyn, un misterioso chico que sabe más de lo que dice, Suku iniciará una aventura para descubrir su origen… y decidir si quiere ser una leyenda viviente o simplemente un cachorro con sueños.
VIEW MORE

Chapter 1 - 01 - ¡Sujeto 07 ha escapado!

Las alarmas sonaban con fuerza.

—¡Código rojo! ¡Código rojo! El Sujeto 07 ha salido de su contenedor! —gritó una voz mecánica por los altavoces del laboratorio—. ¡Bloqueen todas las salidas!

Luces rojas giraban por todo el complejo, iluminando pasillos de metal, puertas de acero y monitores parpadeando con gráficos en tiempo real. La zona de experimentos estaba en caos: científicos corriendo, soldados armados preparándose, y un equipo de rastreo ya movilizado.

Pero la causa de todo ese alboroto no era una criatura monstruosa. No era una bestia indomable.

Era un cachorro.

Pequeño, peludo, blanco con manchas negras, con grandes orejas caídas, ojos enormes y brillantes, y un collar rojo que sobresalía entre su pelaje. Su lengua colgaba a veces cuando corría, y su respiración se entrecortaba por el esfuerzo… pero no paraba.

Sujeto 07 era su nombre oficial. Así lo habían registrado en la base de datos del laboratorio: "Mamífero experimental, fase 3: Proyecto Estática."

Pero él no lo entendía. Solo sabía una cosa:

Tenía que escapar.

Zigzagueó entre los pasillos, resbalando en el piso liso y metálico. Atrás, las compuertas se cerraban una tras otra. Robots centinelas descendían del techo, y cámaras con sensores lo rastreaban desde las paredes. Pero el cachorro no se detenía.

Sus patas tocaban el suelo con una agilidad sorprendente. Y con cada paso que daba, una chispa eléctrica recorría su pelaje. A veces, cuando se esforzaba mucho… dejaba un pequeño destello detrás.

—¡Ahí va! —gritó uno de los soldados—. ¡¡Ese es el Sujeto 07!!

Una descarga salió de uno de los drones. Un zumbido eléctrico cruzó el aire.

El cachorro giró justo a tiempo. La descarga pasó a su lado y golpeó una pared.

Instintivamente, su cuerpo se iluminó de azul, y en un destello de energía, saltó más lejos de lo que sus pequeñas patas deberían permitir.

Cayó sobre una mesa de trabajo, tiró unos papeles, y saltó otra vez hacia una ventilación.

—¡¿Cómo se mueve tan rápido?!

—¡No es solo un experimento, es un rayo con patas!

—¡Encerradlo, o el director nos va a despedazar!

Pero el cachorro no escuchaba nada. Solo quería correr. Solo quería salir.

En su pequeño corazón había miedo… pero también determinación.

Tenía que encontrar la salida.

En la sala de control, los científicos observaban con frustración el recorrido del Sujeto 07.

—Esto no es normal —dijo uno de ellos—. ¡Solo lo estábamos monitoreando! Nunca entrenamos su capacidad eléctrica. ¡Ni siquiera la entendemos del todo!

—Y aún así, se activó —gruñó el director, un hombre alto, calvo y con gafas oscuras—. Lo dijimos desde el inicio: los sujetos con poderes elementales son inestables. ¡Este cachorro es una anomalía!

—Pero… ¿y si no es una anomalía? ¿Y si es un milagro?

El director lo miró con frialdad.

—Entonces ese milagro nos acaba de hacer quedar como idiotas.

Mientras tanto, el cachorro avanzaba por una pasarela de mantenimiento. Bajo sus patas, el metal zumbaba con la energía que brotaba de su cuerpo.

De pronto, frente a él: una compuerta de seguridad cerrándose lentamente.

—¡No… no no no! —pensó, y corrió con todas sus fuerzas.

Apretó los dientes, bajó la cabeza, y se lanzó.

Justo cuando la compuerta estaba a punto de cerrarse del todo, una explosión de electricidad envolvió su cuerpo. Sus patas brillaron, y pasó por la rendija con un chispazo.

¡CRASH!

Al otro lado, cayó rodando, jadeando. Su corazón latía como loco. Estaba lleno de lodo, mugre y miedo.

Pero sonrió.

Lo había logrado.

Delante de él, por primera vez en su vida… estaba el mundo exterior.

Era de noche. El cielo estaba cubierto de nubes y las estrellas apenas se veían. Pero para el cachorro, era la vista más hermosa que jamás había presenciado.

El viento frío acarició su cara.

Y por primera vez, el aire no olía a metal ni a desinfectante. Olía a tierra mojada, a hojas, a libertad.

Miró el cielo.

Y entonces, por alguna razón, una chispa más cálida —una que no dolía— recorrió su lomo.

Se sentía… vivo.

Pero no estaba a salvo todavía.

Desde el bosque, los sensores del laboratorio aún lo rastreaban. Un par de drones volaban por la zona. Así que, sin perder tiempo, el cachorro corrió hacia los árboles.

Sus patas hundían el suelo húmedo, salpicando barro. Las ramas crujían, las hojas lo rozaban. Y aún así, él corría con una sonrisa.

Nunca antes había sentido la lluvia. Las gotas mojaban su nariz, su lengua, su lomo… y le encantaba.

Pero el momento de paz duró poco.

Un zumbido sobre su cabeza lo alertó. ¡Los drones!

Uno disparó otra red. El cachorro se agachó, rodó por el suelo, y cuando la red cayó, le lanzó una pequeña descarga con su cola. La red chispeó y se desactivó.

—¡Funciona! —pensó.

¡ZAS! Otro rayo de energía salió de su cuerpo. Un dron cayó.

Y entonces, sin pensarlo mucho, lanzó una carga más fuerte. ¡PAAAZZ!

Un estallido azul iluminó el bosque por un segundo.

El último dron se apagó y cayó con un sonido seco.

—¡Woooow…! —el cachorro se miró las patas, sorprendido—. ¿Yo hice eso?

Pero su energía estaba bajando. Empezaba a sentirse mareado.

Buscó un arbusto, se metió debajo, y se acurrucó.

—No… no puedo dormir aquí…

Pero sus párpados pesaban. Estaba agotado.

Y justo cuando se rindió al cansancio… una voz suave rompió el silencio.

—¿Eh…? ¿Qué fue eso?

El cachorro apenas pudo levantar la cabeza.

Una linterna iluminó entre los árboles. Una figura pequeña se acercó con pasos cuidadosos. Era una niña, de unos once años, con un impermeable azul, botas de goma y una linterna en la mano.

Tenía el cabello rubio y una expresión de asombro al encontrarlo.

—¿Un cachorro?

Se agachó.

—¿Estás… herido?

El cachorro no respondió. Estaba demasiado cansado. Pero no se alejó.

Eso sorprendió a la niña.

—No huyes… qué tierno. —Sonrió—. Pareces una bolita de algodón… y estás lleno de barro.

Ella dejó la linterna en el suelo y sacó un pequeño pañuelo. Lo usó para limpiarle el hocico con cuidado.

—¿Cómo llegaste aquí? ¿Estás solo?

El cachorro hizo un leve gemido.

—Mmm… bueno, no pareces tener nombre. —Se quedó pensando—. ¿Qué tal si te llamo… Suku?

Los ojos del cachorro brillaron un poco.

—¿Te gusta?

Él movió la cola, débil pero feliz.

—¡Perfecto! Eres Suku. Y ahora, Suku, ¿quieres venir conmigo a casa? Tengo una manta seca, pan con queso… ¡y un peluche en forma de zanahoria!

Suku apenas entendía lo que era un peluche. Pero la idea de no dormir en el barro lo convenció.

Se levantó con dificultad, tambaleándose, y se acercó.

Lina —así se llamaba la niña— sonrió de oreja a oreja.

—¡Vamos, Suku! ¡Vamos a casa!

Y así, el cachorro que el mundo conocía como Sujeto 07… fue rescatado por una niña con una linterna y un gran corazón.

Y por primera vez, sintió que tal vez… todo estaría bien.

Esa noche, en una cabaña acogedora cerca del bosque, Suku durmió sobre una almohada suave. Su cuerpo aún chispeaba de vez en cuando, como si soñara con electricidad. Pero ya no era solo una criatura de laboratorio.

Ahora era Suku.

Y su aventura… apenas estaba comenzando.

Fin del Capítulo 1.

...