La Estación Espacial Herta mantenía su rutina habitual.
Algunos investigadores revisaban datos, mientras otros realizaban experimentos en los laboratorios. El ambiente era tan monótono como siempre, hasta que Asta, con el ceño fruncido y los brazos cruzados, volvió a revisar su pantalla.
"No responden…" Murmuró.
Desde hacía varios minutos, había intentado comunicarse con Aleph y Stelle sin éxito. Primero había asumido que estarían ocupados, pero Stelle siempre era de las que respondía rápido por lo que no tenía mucho sentido. Además de que lo que tenían que mover realmente no era mucho.
Por lo que tendría sentido si hubieran terminado rápido, pero cuando pregunto todos le habían informado lo mismo, no hay señales de Stelle y Aleph en la estación espacial.
A su lado, Arlan miraba la pantalla con una expresión seria.
"Tal vez simplemente no pueden contestar." Sugirió, aunque tampoco sonaba convencido.
Asta chasqueó la lengua.
"Si estuvieran en la estación, el sistema registraría sus ubicaciones. Pero no hay rastro de ellos en ningún lado."
Arlan no respondió de inmediato. Había conocido a Stelle lo suficiente como para saber que era resistente, pero también impredecible. Si algo les había pasado, sería un problema grave.
"Podemos revisar la sala de almacenamiento" Propuso. "Si hay algún malfuncionamiento en la comunicación, podríamos detectar algo desde ahí."
Asta asintió rápidamente.
"Sí, mejor asegurarnos."
Los dos salieron apresurados, después de todo tendrían que hacerlo antes de que Herta pidiera verlos o de que comenzarán a ser sobre cargados de trabajo.
...
Zona de almacenamiento
Asta tecleó en su dispositivo y la puerta se deslizó con un suave zumbido.
"No parece haber nada raro." Dijo Arlan, observando el lugar con una mano sobre su cinturón, listo para cualquier eventualidad.
Los estantes estaban llenos de cajas organizadas con etiquetas. La iluminación blanca estéril hacía que todo pareciera aún más normal.
Asta caminó hasta una terminal y revisó los registros de la sala.
"Nada fuera de lo común…"
Pero justo en ese momento, un sonido comenzó a resonar en el aire.
Un zumbido bajo y eléctrico.
Arlan reaccionó de inmediato, sacando su espada.
"Asta…"
Antes de que pudiera decir algo más, una ráfaga de energía azotó la habitación.
BZZZZZZZZZZZZZZT!
Un destello cegador iluminó el lugar.
Asta y Arlan apenas tuvieron tiempo de reaccionar antes de que una explosión de energía los golpeara con fuerza.
¡CRASH!
Ambos cayeron de espaldas.
Algo o mejor dicho, alguien había salido disparado del portal que se había abierto en el centro de la sala.
Dos cuerpos cayeron directamente sobre ellos.
El sonido del impacto reverberó en la sala, seguido de un silencio incómodo.
Asta gimió de dolor, sintiendo un peso aplastante sobre su espalda.
"Ugh… ¿qué demonios…?"
Arlan, que había terminado con la cara aplastada contra el suelo, se las arregló para girarse y ver qué los había golpeado.
"…Oh."
Sobre ellos, Aleph y Stelle estaban completamente inconscientes.
Aleph con una pequeña herida en la frente sostenía a Stelle en sus brazos, quién, aunque inmóvil, sostenía su bate con fuerza.
Arlan intentó mover el brazo de Aleph para ver si reaccionaba, pero el chico apenas emitió un gruñido.
"Definitivamente no es normal…" Murmuró Arlan sacudiendo su mano, cuando tocó a Aleph sintió como si le hubieran dado una descarga débil.
Asta se levanto y comenzo a quitarse el polvo de la ropa.
Intentó mover el bate de Stelle, pero ni siquiera se movió un milímetro.
Frunció el ceño.
"Arlan, ayúdame a quitarle esto."
El joven intentó sujetar el bate con ambas manos y hacer palanca pero nada.
Era como si estuviera pegado a sus dedos.
"¿Qué diablos…?"
De repente, Stelle movió ligeramente los dedos.
Asta y Arlan se quedaron en silencio.
Y entonces…
¡SWOOSH!
El bate se agitó de repente y golpeó el suelo, generando un eco metálico en la habitación.
Arlan retrocedió de inmediato.
"¿Ella estaba tan en guardia?"
Asta tragó saliva.
"Ni siquiera está despierta, pero golpeo con tanta fuerza... ¿Con que se encontraron que pudo generar ese tipo de respuesta aún estando inconsciente?"
Ambos se miraron, comprendiendo que esto no era un simple desmayo o caso de desaparición.
Asta respiró hondo y sacó su comunicador.
"Aquí Asta, solicito asistencia médica inmediata en la sala de almacenamiento. Tenemos dos heridos en estado indeterminado."
Una voz respondió al instante.
"Recibido. Enviando un equipo ahora."
Asta miró a Aleph y Stelle con una mezcla de preocupación y confusión.
"¿Qué demonios les pasó…?"
Arlan permaneció en silencio, observando cómo Stelle seguía sujetando su bate incluso en ese estado.
Sea lo que fuera que habían experimentado, no había sido algo normal.
.....
Los paramédicos llegaron en menos de tres minutos.
Un doctor se arrodilló junto a Aleph y revisó sus signos vitales.
"Está estable, pero completamente agotado."
Otro intentó examinar a Stelle, pero…
"No puedo hacer una revisión adecuada con este bate en sus manos."
Intentaron apartarlo suavemente, pero el brazo de Stelle se movió por reflejo y lo alejó.
Los médicos intercambiaron miradas.
"¿Está consciente?"
"No. Eso fue su cuerpo respondiendo por reflejo."
Uno de los doctores trató de aplicar un sedante para relajar sus músculos, pero antes de que pudiera tocarla…
¡THWACK!
El bate se movió de nuevo y golpeó la bandeja de herramientas médicas, esparciendo jeringas y equipos por el suelo.
Todos se quedaron en silencio.
Asta se frotó las sienes con frustración.
"Creo que tendremos que llevarla así."
Uno de los paramédicos suspiró.
¿Por que desde que aceptó este trabajo se ponía cada vez peor?
"Muy bien, entonces preparen las camillas."
***********
Aleph y Stelle fueron transportados en camillas a través de los pasillos de la estación.
Algunos tripulantes miraban con curiosidad al ver el estado en el que estaban.
Uno de los médicos susurró a su compañero.
"¿Deberíamos seguir intentando quitárselo?"
El otro negó con la cabeza.
"No. No sabemos cómo reaccionará si lo intentamos de nuevo." Comentó recordando aquel al que casi le dan en la cabeza cuando se molesto y trató de sacarle el bate de una forma más brusca.
Asta caminaba junto a ellos, con el ceño fruncido.
Arlan también los seguía en silencio.
Había algo inquietante en todo esto, recordando la ultima conversación que tuvieron ¿No le habían preguntado sobre esa vieja máquina de Herta que estaba allí hechando polvo?
Eso quería decir que la máquina posiblemente si funcionó como debería.
Y si eso era realmente correcto ¿Que vieron allí, que experimentaron que los dejó en tal estado o fue solo una consecuencia de hacer el viaje?
Una parte de ella quería despertarlos y exigirles respuestas para saciar su curiosidad, pero otra con una empatía mayor simplemente decidió dejarlos descansar y preguntar más tarde.
********
Enfermería
Las puertas se deslizaron con un leve zumbido cuando entraron.
El personal ya estaba listo, con camillas y equipos preparados.
"Pónganlos en las unidades de monitoreo." Ordenó uno de los médicos.
Aleph fue colocado en una cama especial con sensores que comenzaron a registrar su actividad cerebral y física.
Stelle, en cambio, fue trasladada con sumo cuidado.
El personal se aseguraba de no tocar el bate.
Al momento de colocarla en la camilla, se giró inconscientemente sobre su costado, aferrando el bate contra su pecho como si fuera parte de su cuerpo.
Asta observó la escena con los brazos cruzados.
"Bien… ahora que están estables, necesito un informe completo sobre sus signos vitales."
Los médicos comenzaron a revisar los datos en las pantallas.
Uno de los doctores miró a su colega con incredulidad.
"Esto no tiene sentido…"
Asta se tensó.
"¿Qué ocurre?"
El médico señaló la pantalla que mostraba el estado de Aleph.
"Físicamente, parece estar completamente agotado. Pero su actividad energética es… inusualmente intensa."
Asta frunció el ceño y miró los gráficos.
La energía en el interior de Aleph fluctuaba de una manera errática, como si su cuerpo todavía estuviera adaptándose a algo nuevo.
"Es como si su sistema estuviera en un proceso de recalibración…"
"Exactamente." Confirmó el médico. "No parece ser algo peligroso, pero sí anormal."
Asta se giró hacia la pantalla de Stelle.
Lo que vio tampoco fue mejor.
"¿Por qué su actividad muscular está tan elevada?"
Otro médico revisó la data y sacudió la cabeza.
"No podemos explicarlo del todo, pero parece que sus reflejos están hiperactivos, incluso en este estado."
Asta observó a Stelle.
El médico que intentó quitarle el bate suspiró.
"No importa qué hagamos, su instinto se mantiene activo. Y acercarnos con sedantes parece desencadenar reacciones aún más violentas."
Asta no respondió de inmediato.
Finalmente, cerró los ojos un momento y suspiró.
"Manténganlos bajo monitoreo. Quiero que me avisen en el momento en que despierten."
Los médicos asintieron.
Asta se dio la vuelta y salió de la enfermería con Arlan siguiéndola.
....
"¿Qué opinas de todo esto?" Preguntó Arlan.
Asta cruzó los brazos, pensativa.
"Lo que sea que les pasó, fue realmente duro."
Arlan asintió lentamente.
"No se nada sobre Aleph, pero estando Stelle con él, no me sorprendería que se metieran en un problema apenas aterrizará en donde sea que terminaron."
Asta le lanzó una mirada de reojo.
"¿Eso es un chiste?"
"No. Lo digo en serio ¿Acaso no recuerdas cuando le pediste que jugará con Peppy y acabo peleándose con él por el Frisbee?" Respondió Arlan con un leve encogimiento de hombros. "Ese día muchos terminaron en la enfermería solo por que estaban en medio del camino mientras ambos lo perseguían."
Asta suspiró.
"Bueno, de momento no hay nada más que podamos hacer. Solo esperar."
Los dos se quedaron en silencio por un momento.
Finalmente, Arlan preguntó.
"¿Le avisarás a Herta?"
Asta se cruzó de brazos.
"No. Ella aún está ocupada en una reunión con el Sr. Yang y Himeko. No hay necesidad de interrumpirla todavía. Ya sabes cuan irritable se pone cundo la interrumpen."
Arlan levantó una ceja.
"Pero en algún momento tendrá que saberlo. Ya sabes, ellos vinieron hoy para que ella les hiciera pruebas."
Asta asintió.
"Sí. Pero si interrumpimos su reunión sin información clara, solo hará que se moleste más y nos ignore."
Arlan miró la puerta de la enfermería con expresión pensativa.
*******
Las luces brillaban tenuemente mientras los monitores registraban los signos vitales de los dos pacientes.
El silencio llenaba la habitación.
Hasta que…
Un ligero movimiento.
Aleph fue el primero en mostrar signos de consciencia.
Sus dedos se movieron lentamente.
Su respiración se volvió más profunda.
Y entonces…
Sus ojos dorados se abrieron.
Por otro lado, Stelle también comenzó a moverse.
Sus pestañas temblaron, sus músculos se tensaron levemente.
Y apretó su bate aún más fuerte.
Los monitores emitieron un pitido.
Uno de los médicos miró los datos y se tensó.
"Están despertando."
Se apresuró a acercarse.
Aleph, aún aturdido, giró la cabeza lentamente. Una mano agarro su frente mientras fruncia el ceño por la jaqueca que tenía.
La fuerte luz de la habitación lo obligó a cerrar los ojos.
"Ugh... ¿Alguien tiene el número del camión que me atropello?" Murmuro mientras se sentaba en la cama.
Stelle en propia cama emitió un pequeño quejido mientras se sentaba.
"No... más, prometo que seré buena... ya no más café de Himeko."
El médico dio una orden a una de las enfermeras.
"Llamen a la Señora Asta."
**********
Las paredes metálicas de la sala de conferencias de la estación espacial Herta estaban cubiertas de pantallas holográficas mostrando datos en tiempo real. En el centro de la sala, una mesa flotante con un panel de control proyectaba información sobre Stellerons, fluctuaciones dimensionales y anomalías detectadas en los cuerpos de ciertos individuos.
Herta se encontraba sentada sobre una silla reclinable, su expresión, como siempre, reflejaba aburrimiento. Frente a ella, Welt y Himeko observaban la proyección de un informe sobre Aleph y Stelle.
"Entonces, ¿qué me están diciendo?" murmuró Herta, jugando con un pequeño modelo en miniatura de sí misma que flotaba frente a su cara. "¿Que este tal Aleph tiene un Stellaron en su interior y, sin embargo, no ha explotado en mil pedazos?"
Welt ajustó sus lentes, con la calma habitual en su expresión.
"Es más complejo que eso," corrigió. "No presenta signos de corrupción ni de alteraciones caóticas como lo haría un huésped común. Su estructura energética es estable.."
Herta bostezó.
"Sí, sí, fascinante. ¿Y qué hay de Stelle? Ella tampoco ha explotado, lo que es toda una decepción para mis expectativas."
Himeko rodó los ojos.
"Herta, estamos hablando de vidas humanas. No de experimentos."
Herta ignoró el comentario mientras hacía girar su modelo flotante.
"Los experimentos son la base de todo conocimiento. Pero bien, ya que los trajeron aquí es porque quieren que les eche un vistazo a los dos, ¿no? De por sí ya debía revisar a Stelle, que se agregué a alguien más no debería suponer mucho problema."
Antes de que alguien pudiera responder, la puerta de la sala se deslizó con un suave zumbido y un asistente entró apresurado.
"Señorita Herta," dijo con un leve saludo, "Hemos recibido un informe desde la enfermería. Los sujetos Aleph y Stelle han re aparecido con signos de agotamiento extremo y fluctuaciones anómalas en sus signos vitales."
Herta levantó una ceja.
"¿Se habían ido y regresaron heridos?" Su tono no mostraba ninguna emoción en particular. "Llévenlos a la enfermería."
El asistente vaciló.
"Ya… ya están en la enfermería, señorita. Y conscientes."
"¿Ya conscientes? ¿Que les pasó?"
"Erm parecen haber estado en la zona de almacenamiento, y accidentalmente activaron uno de sus proyectos descartados, la puerta dimensional."
"¿La puerta dimensional funcionó? Vaya."
Herta dejó de jugar con su miniatura y, por primera vez en toda la conversación, mostró un brillo de interés en sus ojos.
Welt y Himeko también intercambiaron miradas preocupadas.
"Tal vez deberíamos ir a verlos." Sugirió Himeko, cruzándose de brazos.
"Estoy de acuerdo." Asintió Welt.
Herta suspiró.
"Bueno, supongo que esto es más interesante que seguir sentada aquí. Vamos."
Y con eso, los tres salieron de la sala.
**********
Las puertas automáticas se abrieron cuando Herta, Welt y Himeko entraron.
Aleph y Stelle estaban sentados en sus respectivas camas de monitoreo. Aunque ambos parecían recuperarse, había algo extraño en su estado.
Aleph tenía los brazos cruzados y miraba con expresión cansada la pantalla de su diagnóstico, mientras Stelle aún abrazaba su bate como si fuese parte de su cuerpo.
Asta ya estaba allí, de pie con los brazos cruzados, observando los datos en los monitores junto a los médicos. Al notar la llegada de Herta y los demás, se giró e hizo una leve inclinación de cabeza.
"Han despertado hace poco. Su estado es estable, pero…"
Antes de que terminara de hablar, Herta ya estaba al lado de Aleph, inclinándose hacia él para mirarlo más de cerca.
"Interesante."
Aleph sintió un escalofrío al ver su expresión.
"¿Qué es interesante?" preguntó con cautela. Mientras recitaba en su mente.
"No todas las lolis son malvadas, no todas las lolis son malvadas..."
Herta se enderezó y frunció el ceño.
"No deberían estar así solo por un simple portal."
Stelle giró los ojos y murmuró:
"Te sorprenderías de lo que un portal puede hacer cuando tiene ganas."
Herta la ignoró.
"Quiero analizarlos a ambos." dijo. "Sus cuerpos están mostrando comportamientos extraños, y segun lo que esos dos me dijeron, el chico también tiene un Stellaron, me gustaría hacerles una comparación, necesito respuestas."
Aleph se estremeció ante las palabras aunque diferentes, bastante similares a las de esa loca tostadora malvada de Herta Suprema.
... Esperen ¿No llamaron a esta loli Herta?
Himeko y Welt se acercaron con interés.
"Antes de eso." dijo Himeko, con un tono más amable. "Queremos saber qué les pasó exactamente."
Aleph y Stelle intercambiaron miradas.
"...Es complicado." Comenzó Aleph, eligiendo cuidadosamente sus palabras.
"Nos enfrentamos a ciertas… anomalías," continuó Stelle. "Hubo fluctuaciones dimensionales, un montón de cosas confusas y terminamos en un lugar donde el tiempo y el espacio no parecían funcionar del todo bien."
No mencionaron ni a Herta Jr., Herta Suprema, Flynn o Caelus. Esos detalles los guardarían para cuando estuvieran en privado.
Herta los observó con los ojos entrecerrados.
"Me están ocultando algo." Murmuró.
Aleph forzó una sonrisa.
"Tal vez, pero si te lo dijéramos ahora, sería aún más confuso."
Herta suspiró y agitó la mano con desinterés.
"Está bien, ya lo descubriré por mí misma." Luego, giró su mirada hacia Aleph.
"Entonces, Aleph ¿te interesaría quedarte en la estación espacial como sujeto de investigación para mí? Tienes un caso realmente interesante."
Aleph sintió un sudor frío recorrer su espalda.
Las imágenes de Herta Jr. y Herta Suprema cruzaron su mente una vez más.
"Eh… lo aprecio, pero… no, no, gracias."
Herta lo miró fijamente.
"¿Estás seguro?"
"Sí. Muy seguro."
Herta lo observó por un momento más, luego se encogió de hombros.
"Qué aburrido."
Aleph suspiró internamente.
********
Asta se acercó a Welt y Himeko, con una expresión seria.
"Entonces, ¿qué ocurrió exactamente?"
Aleph y Stelle intercambiaron miradas nuevamente.
"Como dijimos antes." dijo Aleph. "El portal nos llevó a un lugar extraño. Hubo fuerzas que no comprendemos del todo y tuvimos que adaptarnos rápidamente para sobrevivir."
"Pero estamos bien." Añadió Stelle. "Bueno… tan bien como podríamos estar después de todo eso."
Asta, Welt y Himeko los observaron con atención, pero no insistieron más.
"Por ahora, deberían descansar." dijo Himeko.
"Sí." Agregó Welt. "Y cuando se sientan listos para hablar más, estaremos aquí para escuchar."
Aleph y Stelle asintieron.
Mientras los demás se alejaban, Aleph exhaló y murmuró.
"Eso estuvo cerca."
Stelle le dio un codazo en el brazo.
"Casi nos delatas."
"Tu casi nos delatas."
"No, fuiste tú."
...
El silencio en la enfermería era espeso, interrumpido solo por el suave zumbido de los monitores y el ocasional pitido indicando los signos vitales de los dos pacientes.
Aleph estaba recostado en su cama, con una expresión cansada, su mente repasando los eventos recientes.
Stelle en una cama cercana a la suya miraba a la nada con una expresión... Bueno, sin expresión. Por alguna razón murmuraba algo sobre un traidor y una deuda que pagar mientras acariciaba su bate.
...Ignorarla parecía una mejor idea.
No habían pasado muchos tiempo desde que Welt, Himeko y Asta los habían dejado a solas. Por primera vez desde que despertaron, tenían un momento de respiro.
"Mmm… ¿así que ustedes son los que tuvieron moviéndose al personal médico y a Herta?"
Ambos giraron la cabeza al mismo tiempo.
La figura que apareció en la puerta era una mujer de belleza llamativa. Su largo cabello negro caía con elegancia sobre sus hombros, contrastando con sus ojos de un azul profundo que parecían observarlos con una mezcla de curiosidad y diversión.
Llevaba una vestimenta refinada, que combinaba colores suaves con adornos dorados, dándole un aire sofisticado y relajado a la vez.
En su mano sostenía un pequeño plato con un postre delicado, del cual tomó un bocado con una elegancia casi perezosa antes de sonreírles.
"¿Quieren uno?" Preguntó, extendiendo el plato con amabilidad. Su mirada se posó en Stelle y luego en el más cercano a ella, Aleph.
Sus manos se movieron tocando su rostro. Luego pasaron a su torzo.
"¿Quien eres?"
Stelle frunció el ceño de inmediato, claramente desconfiada ante la presencia repentina de esta desconocida.
"Mi nombre es Ruan Mei. Espero no haberlos asustado, esto es por así decirlo un hábito de trabajo. Uso tacto para abrir mis sentidos, dejó que los detalles de tu existencia biológica inunden mi cerebro y me ayuden a entender tu construcción como un organismo vivo."
La mujer sonrió suavemente como si buscara calmarlos.
"Esta es la base de la construcción y la deconstrucción. Descuida, estás muy bien de salud, de hecho, esta perfecta. Eres un espécimen perfecto, me gustan los especímenes experimentales perfectos."
Aleph, en cambio, se quedó completamente inmóvil.
No fue solo su apariencia lo que lo dejó en alerta.
Fue su nombre.
Ruan Mei.
El sonido de esas dos palabras hizo que su estómago se encogiera levemente.
Aleph reaccionó de inmediato, controlando su expresión para que no delatara la repentina tensión que recorrió su cuerpo.
Desvió la mirada con calma, fingiendo estar más interesado en la pared blanca de la enfermería que en la mujer frente a él.
Porque en su mente, una serie de imágenes surgieron sin control.
Los "hijos de Ruan Mei".
Esas cosas tan feas que mínimamente le hacían recordar a Belcebú.
Herta Suprema casi los había liberado en ese momento cuando tuvo la intención de acabar con Stelle y Caelus.
Y si bien esos monstruos no habían sido capaces de salir gracias al rápido actuar de Herta Jr., lo que más perturbaba a Aleph no era su fuerza, sino el hecho de que representaban un intento de replicar un emanador del Aeon de la Propagación, Tayzzyronth.
La voz de Herta Jr. resonó en su memoria.
"Son creaciones experimentales. Una versión más estable y débil, aparentemente fueron creados a base del experimento de Ruan Mei que de hecho fue " Parcialmente exitoso"."
Aleph respiró hondo, obligándose a relajar los hombros.
"No la juzgues por lo que hizo otra versión de ella."
Esa línea pensamiento era lo más lógico.
Sabía que este universo podía tener diferencias significativas con el que conoció antes.
Pero.
No podía confiarse, al menos hasta confirmar las cosas.
.....
Mientras tanto, Stelle seguía observando a Ruan Mei con recelo, aunque sin comprender realmente por qué Aleph parecía tan tenso.
La mujer, sin embargo, no parecía notar la tensión en el aire. O, si lo hacía, simplemente no le importaba.
Ruan Mei tomó otro bocado de su postre y luego suspiró con una expresión de satisfacción.
"Deberían comer algo. Es malo estar tanto tiempo sin azúcar." Comentó con un tono despreocupado.
Aleph la miró de reojo.
"No suelo aceptar comida de desconocidos." Respondió con calma, aunque su mente aún estaba procesando la situación.
Ruan Mei inclinó la cabeza levemente, como si evaluara su respuesta.
"Qué cauteloso. Aunque puedo asegurarte que no tienen nada de malo." Dijo con una leve sonrisa, antes de volver su atención a Stelle. "¿Y tú?"
Stelle simplemente la miró sin decir nada, cruzando los brazos.
"No tengo hambre."
La científica rió suavemente.
"Bueno, qué grupo tan serio me ha tocado conocer."
Aleph dejó escapar un suspiro y se recostó de nuevo, mirando el techo.
Un solo pensamiento apareció en su mente.
"¿Por qué las mujeres sexys casi siempre están locas?"
Era una pregunta que no tenía respuesta.
**************************************************************************
Que no se note que me gusta el diseño de Ruan Mei. Dios, hoy tuve suerte saque dos 5 estrellas seguidos en dos tiradas de 10.
Me salió Yunli y Bronya.
************************************
Omake: Aleph y Stelle van al Dentista
Acto 1: La Obligación
En la vasta inmensidad del cosmos, hay amenazas de toda clase. Criaturas de otros mundos, guerras entre galaxias, entidades que desafían la realidad misma…
Pero ninguna de ellas es tan temida para nuestros héroes como… la cita con el dentista.
....
El Expreso Astral avanzaba tranquilamente a través de las estrellas. Era un día como cualquier otro. Himeko disfrutaba de su café, Welt revisaba sus notas, Dan Heng leía en silencio, y 7 de Marzo… bueno, probablemente planeaba otra broma pesada.
"¡No puede ser!"
Desde la cafetería del tren, dos voces desgarradas rompieron la paz.
Aleph y Stelle salieron corriendo del pasillo, con caras de aterrorizadas. El primero tenía los ojos bien abiertos, como si hubiera visto la muerte misma, mientras que la segunda solo murmuraba en voz baja.
"Se acabó… hemos sido condenados… el tren nos traicionó…"
Himeko levantó una ceja.
"Déjenme adivinar. ¿Los descubrieron intentando robar más postres de la cocina?"
Welt ajustó sus lentes.
"¿O tal vez hicieron explotar otra vez la estación espacial Herta?"
7 de Marzo sonrió.
"¿O le apostaron a Pom-Pom que no podían vaciar la despensa del Expreso en menos de 24 horas?"
Aleph y Stelle los miraron con expresiones de puro horror.
"No, es peor que eso…" murmuró Aleph.
"Mucho peor…" agregó Stelle.
Y entonces, detrás de ellos, apareció Pom-Pom.
El pequeño maquinista del Expreso Astral caminaba con calma, pero con un aire de juicio absoluto. Su pelaje esponjoso no hacía nada para suavizar la mirada severa que tenía en ese momento.
"Así que aquí están. Los dos criminales."
Aleph tragó saliva.
"Pom-Pom, amigo, podemos hablar de esto."
Stelle asintió frenéticamente.
"Sí, seguro que podemos llegar a un acuerdo. ¿Tal vez reducir la sentencia? ¿Podemos sobornarte con un té exótico de otro planeta?"
Pero Pom-Pom solo los miró con más dureza.
"¡NO hay negociación! ¡Ustedes dos han sido descuidados con su alimentación, han consumido una cantidad obscena de dulces y postres y no han ido al dentista en años!"
El silencio cayó sobre la sala.
Himeko, Welt, Dan Heng y 7 de Marzo se giraron lentamente para mirar a Aleph y Stelle.
"...Esperen, ¿hace cuánto que no van al dentista?" preguntó Dan Heng con curiosidad.
Aleph y Stelle intercambiaron miradas. Luego, como si fuera lo más normal del mundo, respondieron al unísono.
"¿Qué es un dentista?"
Silencio.
Welt cerró los ojos y suspiró.
"Voy a fingir que no oí eso."
"Espera, ¿eso significa que en serio nunca han ido?" preguntó 7 de Marzo con incredulidad.
"Claro que hemos ido." Aleph cruzó los brazos con una sonrisa confiada.
Stelle asintió. "Exacto. Yo fui hace… uh…"
"…Hace mucho tiempo."
Pom-Pom chasqueó los dedos.
"¡Pues ahora van a ir de nuevo, les guste o no! ¡La Estación Espacial Herta tiene una clínica con su propio dentista, y ya hice la cita para ustedes!"
Aleph y Stelle palidecieron.
Dan Heng cerró su libro con calma.
"Es una decisión lógica. Si siguen descuidando su salud dental, las consecuencias serán problemáticas."
7 de Marzo se rió.
"¡Esto será genial! Ojalá hubiera traído una cámara."
Aleph miró a Stelle.
Stelle miró a Aleph.
Ambos asintieron.
Tenían que escapar.
Como dos sombras, Aleph y Stelle se movieron en sincronía. Saltaron sobre el sofá, rodaron por el suelo y se dirigieron a la puerta del Expreso a toda velocidad.
Ambos compartían un mismo pensamiento.
"¡Si salimos del tren, Pom-Pom no podrá obligarnos!"
Pom-Pom suspiró.
Y luego, simplemente presionó un botón en el panel de control.
La puerta del Expreso se selló.
Aleph y Stelle chocaron de cara contra ella.
¡BANG!
"¿Qué?" gritó Aleph.
"Bloqueo la salida." exclamó Stelle.
Pom-Pom los miró con una sonrisa satisfecha.
"¿Creen que no los conozco? He cerrado todas las salidas del Expreso. No hay escape."
El terror se apoderó de ellos.
"No…" murmuró Aleph.
"Esto no puede estar pasando…" murmuró Stelle.
Himeko suspiró y tomó un sorbo de café.
"Pom-Pom, eres malvado. Me gusta."
"Bueno, eso es discutible," dijo Welt con calma. "Pero hay que admitir que es lo mejor para ellos."
Dan Heng asintió.
"Completamente razonable."
7 de Marzo sonrió con diversión.
"Estoy disfrutando demasiado esto."
Aleph cayó de rodillas con lágrimas en los ojos.
"Pom-Pom… eres un monstruo…"
Stelle se agarró la cabeza.
"Un tirano…esponjoso, pero un tirano."
Pom-Pom hinchó su pecho con orgullo.
"Llamenlo como quieran, pero en media hora, van a la consulta."
.....
El Camino al Infierno…
Treinta minutos después, Aleph y Stelle se encontraban caminando lentamente hacia la clínica del Expreso.
Pom-Pom iba detrás de ellos, vigilándolos como un carcelero.
Aleph suspiró.
"Esta es la peor traición que he experimentado."
Stelle asintió.
"Nunca creí que sería víctima de una conspiración."
Dan Heng caminaba junto a ellos.
"No exageren. Solo les harán una revisión y limpieza."
"Sí, claro," murmuró Aleph. "Eso es lo que dicen antes de experimentar con tu boca."
"Tal vez nos implanten algo en los dientes para controlarnos." dijo Stelle en voz baja.
7 de Marzo se rió.
"Ustedes dos ven demasiadas películas."
Cuando llegaron a la clínica, una enfermera los recibió con una sonrisa.
"¡Bienvenidos! ¡Pasen, por favor!"
Aleph y Stelle intercambiaron miradas.
Luego miraron la sala de espera.
Luego miraron a Dan Heng y 7 de Marzo.
Luego miraron a Pom-Pom.
Y en un instante dieron su última mucha por la supervivencia, apuntando a huir en direcciones opuestas.
"¡No pueden atraparnos a los dos!"
Pom-Pom suspiró.
Dan Heng y 7 de Marzo ya los estaban esperando.
Antes de que pudieran dar tres pasos, Dan Heng agarró a Aleph del cuello de su abrigo y lo levantó del suelo.
7 de Marzo simplemente puso el pie delante de Stelle, haciendo que tropezara y cayera de cara al suelo.
Aleph y Stelle se retorcieron inútilmente.
"¡Sueltenme!" gritó Aleph.
"Esto es abuso de autoridad." gritó Stelle.
Dan Heng los miró con una expresión neutral.
7 de Marzo les sonrió con pura burla.
Pom-Pom asintió con satisfacción.
"Buen trabajo. Métanlos adentro."
.....
Así fue como, arrastrados por el destino (y por sus amigos), Aleph y Stelle fueron llevados a la silla del dentista.
Acto 2: El "Viaje"
En el vasto cosmos, hay eventos que pueden cambiar el destino de galaxias enteras… Batallas legendarias, descubrimientos científicos que desafían el entendimiento humano, el despertar de fuerzas cósmicas incontrolables…
Y luego, está el desastre provocado por dos idiotas bajo los efectos de la anestesia.
...
El consultorio estaba impecable, con paredes blancas relucientes y una fragancia extrañamente tranquilizadora. Los instrumentos dentales estaban perfectamente organizados, y en el centro de la sala, había dos sillas reclinables esperando a sus víctimas.
La doctora Kaina—una mujer de aspecto amable, pero con un aura de profesionalismo tan poderosa que ni Aleph ni Stelle podían vencer—revisó los documentos en su mano y miró a sus pacientes con una sonrisa.
"Bien, ¿quién quiere ser el primero?"
Aleph y Stelle se señalaron mutuamente sin dudarlo.
"¡Ella!"
"¡Él!"
Dan Heng suspiró.
"No sean cobardes."
"¡Cobarde es rendirse y no luchar hasta el final!"
"... ¿Acaso ahora eres el protagonista de un Shounen?"
Pom-Pom cruzó los brazos.
"Serán los dos al mismo tiempo."
Antes de que pudieran protestar, la enfermera ya los estaba empujando hacia las sillas.
7 de Marzo sonrió.
"¡Relájense! No será tan malo. Solo una revisión, una limpieza y listo."
Aleph tragó saliva ¿Por que la mayoría de los aparatos del Dentista parecian aparatos de tortura?
"¿Estás segura de eso?"
Stelle entrecerró los ojos.
"Nos van a robar la inocencia, Aleph. Tu te sacrificarias por mi ¿Verdad?"
Pero ya era demasiado tarde.
Los sujetaron con firmeza, inclinaron las sillas, y antes de que pudieran seguir quejándose…
La anestesia entró en acción.
Y así…
Comenzo el inicio del Fin.
.....
Los ojos de Aleph se abrieron lentamente.
Sintió su cuerpo ligero, casi flotando en el aire.
Cuando intentó hablar, sus palabras salieron arrastradas, como si el tiempo mismo se hubiera vuelto más lento.
"…Me… siento… raro…"
A su lado, Stelle lo miró con los ojos entrecerrados.
"…Siento… que… estoy… ascendiendo… al cosmos… Aleph... ¿Por que...Dan Heng, baila la Macarena?"
Dan Heng cruzó los brazos.
"Oh no."
7 de Marzo contuvo la risa.
"Esto… esto será hermoso."
Pom-Pom se frotó el rostro con exasperación.
"Me retiro. Hagan lo que quieran, no me hago responsable."
La Doctora Kaina levantó una ceja.
"Oh, esto será divertido."
Aleph intentó incorporarse en la silla… y falló miserablemente, cayendo de lado con un BLOMP.
Stelle, por su parte, simplemente levantó una mano y la observó con asombro.
"…Wow… tengo… tengo cinco dedos."
Dan Heng suspiró.
"Eso es normal."
Stelle se giró lentamente hacia él, con los ojos llenos de sabiduría cósmica.
"¿Pero… y si en otro universo solo tengo cuatro?"
Silencio.
7 de Marzo ahogó una carcajada.
Aleph, aún en el suelo, levantó la cabeza.
"Hey… chicos…"
Dan Heng lo miró con cautela.
"¿Qué?"
Aleph levantó los brazos como si estuviera sosteniendo algo invisible.
"…Soy… soy un helicóptero…"
"…¿Qué?"
De repente, comenzó a girar los brazos en círculos y a hacer sonidos de hélice con la boca.
"FWOOSH FWOOSH FWOOSH"
"¡Despegaré hacia el infinitooooo!"
Dan Heng masajeó sus sienes.
Stelle, inspirada por la locura de Aleph, se puso de pie de un salto y levantó ambos brazos.
"¡Somos dioses!"
7 de Marzo lloraba de la risa en un rincón.
Pom-Pom ya se había ido, negándose a participar en lo que sea que estaba ocurriendo.
...
Filosofía Cósmica según Stelle
Mientras Aleph daba vueltas en círculos, convencido de que podía volar, Stelle se sentó en el escritorio de la Doctora Kaina y adoptó una pose pensativa.
"Escuchen, escuchen…" murmuró.
Dan Heng suspiró.
"¿Qué pasa ahora?"
Stelle entrecerró los ojos con un aire de sabiduría.
"Los trenes…"
"…¿Qué pasa con los trenes?" preguntó 7 de Marzo, intrigada.
Stelle levantó una mano.
"Nosotros creemos que viajamos en trenes…"
Dan Heng cerró los ojos.
"Por favor, no."
Stelle ignoró su súplica.
"…pero… ¿qué tal si en realidad los trenes NOS están usando a nosotros para viajar?"
Aleph, que aún giraba como un helicóptero, se detuvo en seco.
"…Eso tiene sentido."
Dan Heng cerró los ojos con frustración.
"No. No lo tiene."
7 de Marzo en cambio se enfocó en grabar todo.
.....
Después de varios minutos de pura ridiculez, Aleph de alguna manera terminó con una bata de médico y un estetoscopio.
Nadie sabía cómo ocurrió.
Se giró hacia el grupo con seriedad.
"Compañeros… hay algo que debemos discutir."
Stelle se puso firme y asintió.
"Sí. Debemos huir de aquí. Este lugar es un engaño."
Dan Heng se frotó el rostro.
"Oh no."
7 de Marzo sonrió.
"Oh sí."
Antes de que alguien pudiera detenerlos, Aleph y Stelle salieron corriendo por la puerta del consultorio.
Los gritos de los enfermeros resonaron en el pasillo.
"¡¿Por qué huyen?!"
"¡No lo sé, pero corran!"
Dan Heng y 7 de Marzo se miraron.
Dan Heng suspiró.
"¿Vamos por ellos?"
7 de Marzo sonrió.
"Nah, dejemos que el universo se encargue de ellos por un rato."
Y así, dos desastres ambulantes, aún bajo el efecto de la anestesia, quedaron sueltos en la Estación Espacial Herta.
Y lo peor…
Esto apenas comenzaba.
....
Acto 3: Misión Libertad
Algunas civilizaciones cayeron por guerras. Otras, por desastres naturales. Pero en este caso, la Estación Espacial Herta estaba al borde del colapso por culpa de dos pacientes que simplemente no debían haber recibido anestesia.
********
Aleph y Stelle corrían por los pasillos de la estación como si sus vidas dependieran de ello, con batas de hospital ondeando tras ellos y dejando a su paso un rastro de confusión y pánico.
"¡LIBERTAAAAAAD!" gritó Aleph mientras se deslizaba sobre una camilla rodante, usando una escoba para impulsarse.
Stelle, por su parte, saltó sobre un robot de mantenimiento, aferrándose a su cabeza mientras señalaba hacia adelante con dramatismo.
"¡Rápido, mi corcel mecánico, hacia la victoria!"
El robot se detuvo en seco.
[Error: Comando no reconocido.]
Stelle lo golpeó levemente.
"¡Shhh, no cuestiones a tu jinet-!"
El robot giró en 180° y la lanzó al suelo.
THUMP
"…Traidor."
Mientras tanto, Dan Heng y 7 de Marzo los perseguían bastante cansados.
Dan Heng tenía los brazos cruzados y una expresión de impotencia.
7 de Marzo estaba demasiado ocupada tomando fotos del desastre con una sonrisa maliciosa.
"Esto es demasiado bueno, no voy a detenerlos todavía. Tantas historias oscuras, ya veremos si Aleph se atreve a sacar la cara fuera de su habitación en el futuro."
Dan Heng suspiró.
"No sé por qué sigo esperando que tengamos días normales."
**********
La huida desenfrenada los llevó hasta una de las salas de almacenamiento de la estación, donde estaban guardados equipos y objetos científicos de altísimo valor.
Stelle descubrió un panel de control con botones llamativos y etiquetas misteriosas.
Aleph se acercó con interés.
Dan Heng entró en la habitación justo a tiempo para ver lo peor.
"Stelle, no."
"Stelle, sí."
Stelle presionó el botón más grande sin dudarlo.
[BIP. ACTIVANDO PROYECTO AH-015]
[CONVOCATORIA AL AZAR DE UN AEON... LA CONVOCATORIA HA SIDO ACEPTADA, BIENVENIDO AEON DE LA EXULTACIÓN, AHA.]
Aleph parpadeó.
"…¿Qué?"
El aire vibró, y una explosión de luz los cegó momentáneamente.
Cuando la luz se disipó, una figura flotaba en el centro de la habitación.
Una silueta sombría cubierta de numerosas máscaras, confeti, pelotas, cartas y otras cosas.
El Éon de la Exultación, Aha.
El mismísimo dios del caos.
Las máscaras de Aha los miraron con una sonrisa.
"Vaya, vaya… ¿quién ha osado convocarme?"
Aleph y Stelle se miraron entre sí.
Stelle lo señaló.
"Él."
Aleph la señaló.
"Ella."
Aha los miró con diversión.
"¡Bien! ¡Ya que me han llamado, es hora de un jueguito!"
Dan Heng cerró los ojos con frustración.
"Nos morimos. Moriremos aquí mismo."
Aha flotó alrededor de Aleph con una sonrisa burlona.
"Te propongo un trato, humano. Juguemos un juego de azar… Si ganas, te concederé un deseo. Si pierdes…"
Hizo una pausa dramática.
"¡Te convertirás en mi Emanador y esparcirás el caos en mi nombre por toda la galaxia!"
Silencio.
Aleph inclinó la cabeza.
"…¿Qué pasa si te gano?"
Aha sonrió.
"Pues… yo…"
Hizo una pausa.
"Bueno, nadie nunca me ha ganado, así que…"
Stelle chasqueó los dedos como si hubiera tenido una idea fantástica.
"¡Entonces, si gana, te vuelves la definición viviente de 'mujer sexy' y te conviertes en la secretaria personal de Aleph!"
Dan Heng escupió su café imaginario.
"¡¿Qué clase de petición es esa?!"
Aha se quedó en silencio unos segundos, procesando lo que Stelle acababa de decir.
Luego, rió con fuerza.
"JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA… ¡ME GUSTA! ¡TIENES ESTILO, HUMANA!"
Se materializó una mesa con cartas cósmicas flotantes.
"¡Ahora, elige tu juego!"
Aleph se sentó con confianza.
"Muy bien… juguemos…"
"UNO."
Dan Heng puso ambas manos en su cara.
7 de Marzo se pellizco el brazo para no reír.
Stelle aplaudió.
"Épico."
Aha se quedó en silencio.
Luego, sonrió con malicia.
"Interesante elección… pero recuerda… en este juego, YO hago las reglas."
Los dos se miraron fijamente.
El duelo comenzó.
Los turnos pasaban, las cartas volaban, las trampas y estrategias se sucedían en una batalla de mentes que alteraba la realidad a su alrededor.
Cada vez que Aha jugaba una carta, el espacio-tiempo se distorsionaba.
Cada vez que Aleph contrarrestaba, una civilización en algún rincón de la galaxia experimentaba una anomalía sin explicación.
"¡TOMA UN +4, DIOS ESPANTOSO!" gritó Aleph.
"¡Y TÚ, UN +4 MÁS! ¡DOBLE CASTIGO!" respondió Aha.
Dan Heng se agarró la cabeza.
"Están destruyendo la realidad...¡¿Por un estúpido juego de cartas?!"
Finalmente, después de incontables turnos…
Aha tenía solo una carta.
Aleph tenía dos.
Las máscaras del Aeon sonrieron confiadas.
"Bien, humano… este es el final."
Aleph sonrió.
"Sí. Sí lo es."
Y entonces, con una sonrisa de superioridad…
Aleph puso un +4 sobre la mesa.
Silencio.
Aha parpadeó lentamente.
"…¿QUÉ?"
Aleph cruzó los brazos.
"Roba cuatro y pásame mi premio."
El universo entero se estremeció.
Las máscaras se contorsionaron de una forma inexplicable.
"…Esto… esto nunca había pasado…"
7 de Marzo se secó las lágrimas de la risa.
"¡No puede ser, Aleph venció a un Aeon con UNO!"
Aha soltó un profundo suspiro.
"Bien… bien… un trato es un trato."
El aire vibró con energía cósmica.
El cuerpo de Aha comenzó a transformarse.
Su esencia infinita…
Su poder caótico absoluto…
Se comprimieron en una silueta humanoide.
La luz desapareció.
Y allí, de pie…
Estaba Aha en forma de una mujer extremadamente atractiva con traje de secretaria.
Cabello largo y brillante.
Ojos resplandecientes con astucia y travesura.
El mismísimo Aeon del caos… convertido en un símbolo de la "mujer sexy".
"…Maldita sea."
Aleph sonrió, parecía completamente satisfecho con el "premio".
"Bienvenida a tu nuevo trabajo, Aha-chan."
Aha siseó con frustración.
"Disfruta esto mientras dure, humano. Algún día, te hare pagar."
Dan Heng simplemente se levantó y se fue.
"No quiero estar aquí más tiempo."
...
Y Mientras Tanto…
Muy lejos de ahí, en un rincón del universo, el Tribunal de los Éones sintió un estremecimiento en la realidad.
Lan, el Aeon de la Caza, miró a Xipe y Yaoshi con una expresión grave, especialmente a esta última.
"…Siento que acaba de ocurrir algo extremadamente estúpido."
Xipe suspiró.
"Sí… sí lo hizo."
Yaoshi sonrió.
"¡Oh, pero qué divertido será!"
*******
Acto 4: El Declive
En la historia del universo, se han registrado eventos que cambiaron el destino de galaxias enteras. Batallas legendarias, descubrimientos cósmicos y la ascensión de dioses supremos… Pero nada podría haber preparado al Tribunal de los Aeones para el desastre que se avecinaba.
....
Aleph cruzó los brazos con satisfacción mientras Aha, en su forma de "mujer sexy", lo miraba con ojos entrecerrados y fulminantes.
"Bueno, secretaria Aha, prepárate para tomar notas. Voy a dictar los próximos pasos de nuestro plan."
Aha resopló con frustración.
"Si no estuviera obligada por este trato estúpido, te haría pasar por los siete infiernos del caos."
Aleph sonrió con superioridad.
"Lo sé."
Dan Heng, que había regresado por algún motivo inexplicable, se masajeó las sienes con una paciencia que se desvanecía rápidamente.
"Aleph, ¿puedo preguntarte qué piensas hacer ahora?"
Aleph hizo una pausa.
Se quedó en silencio por unos segundos.
Stelle lo miró con curiosidad.
Y entonces, con una sonrisa confiada, dijo la mayor locura posible desde el punto de vista de un humano.
"Pues, obviamente…¡Le declaramos la guerra a los Aeones!"
Silencio.
Dan Heng se congeló.
7 de Marzo dejó caer su cámara de fotos.
Aha parpadeó lentamente.
"Espera, ¿qué?"
Stelle asintió con aprobación.
"Sí, tiene sentido."
Dan Heng se volvió lentamente hacia Stelle.
"¿Cómo que "Tiene sentido"?"
Stelle se encogió de hombros.
"Aleph es invencible. Y yo también. Eso es prueba suficiente."
7 de Marzo se llevó las manos a la cara.
"…¿Por qué los dejaron vivir?"
***********
Mientras tanto, en el Tribunal de los Aeones, las alarmas resonaron con fuerza.
Lan, Aeon de la Caza, miraba la pantalla de energía con una expresión de incredulidad absoluta.
"…¿Es una broma?"
Xipe, Aeon de la Armonía, bebió tranquilamente un té galáctico.
"No, parece que es real. Aleph y Stelle están organizando una declaración de guerra. Incluso parecen estar haciendo Aha haga una presentación en PowerPoint."
Yaoshi, Aeon de la Abundancia, sonrió con dulzura.
"Oh, pero qué niños tan adorables. ¿Será que buscan la inmortalidad por medios románticos?"
Lan se volvió hacia ellos con el ceño fruncido.
"¡¿Es lo único que te preocupa?! ¡¿Por que no desaparecer de una vez, o mejor aún me dejas cazarte?!"
Xipe suspiró y cerró los ojos.
"Son Aleph y Stelle. Si los ignoramos, esto se volverá peor ¿No recuerdan la última vez cuando lograron llevarse a Nanook con ellos en una "parranda"? Muchos mundos y civilizaciones se destruyeron en el proceso."
Lan resopló y se cruzó de brazos.
"Bien. Los exterminaré."
"¡Espera, espera, espera!"
Xipe levantó una mano calmadamente.
"Si Aleph y Stelle quieren una guerra, primero hagamos que vengan aquí. Evaluémoslos."
Lan lo miró con desconfianza.
"¿Para qué?"
Xipe sonrió con astucia.
"Para descubrir qué es lo que realmente buscan…"
"…Y, también Aleph, me recuerda un poco a Ena, pero con un enfoque en el caos puro."
*********
Poco después, Aleph y Stelle fueron llevados por Aha directamente al Tribunal de los Aeones.
Aha, aún con su traje de secretaria, no paraba de susurrar maldiciones mientras flotaba a su lado.
"En serio, el día en que vuelva a mi forma normal, será el día en que el universo tema mi venganza."
Aleph le dio una palmada en el hombro.
"Lo harás genial, Aha-chan."
Aha gruñó.
Dan Heng, que no tenía idea de cómo había acabado en esta locura, simplemente aceptó su destino.
Llegaron ante los Aeones reunidos.
Lan los miró con el ceño fruncido.
Xipe los analizó con curiosidad.
Yaoshi sonrió con suavidad.
Aleph dio un paso al frente y declaró:
"¡Hoy, los desafiamos a una guerra total! ¡Nosotros, los Trazacaminos, seremos los gobernantes del cosmos!"
Xipe se frotó la barbilla.
"Interesante. Pero antes, dime…"
Sus ojos brillaron con interés.
"¿Por qué declaraste la guerra?"
Silencio.
Aleph parpadeó.
Xipe esperó su respuesta.
Y entonces, el mundo fue testigo de una de las peores frases de conquista jamás dichas.
Aleph sonrió con confianza, peino su cabello hacia atrás y se puso una corbata de moño.
Se inclinó ligeramente hacia Xipe y Yaoshi y, con la voz más seductora que pudo reunir, dijo.
"Porque la guerra es el camino más corto… al corazón de dos bellezas como ustedes. Quiero ser su big bang, nenas."
Dan Heng se agarró la cara con ambas manos.
"Me largo."
Aha quiso morir en ese momento.
Xipe parpadeó.
Yaoshi se tapó la boca y soltó una risita.
Y entonces…
Xipe sonrió con elegancia.
"¿Ah, sí? ¿Quieres conquistarme mediante la guerra?"
Yaoshi asintió, emocionada.
"¡Oh, qué romántico!"
Lan abrió los ojos con horror.
"No. No, no, no."
Xipe miró a Yaoshi con una sonrisa encantadora.
"Querida, parece que este humano busca ser un rey entre nosotras. ¿Qué opinas?"
Yaoshi sonrió con dulzura.
"Bueno… si pelea con pasión, quizás merezca un lugar en mi paraíso."
Lan se levantó de golpe.
"¡ESO ES UNA MALDITA LOCURA!"
Aha se tapó la cara para ocultar su risa.
"Los Aenes van a destruirse por una estupidez. Qué hermoso espectáculo."
Dan Heng simplemente empezó a caminar en dirección opuesta.
"Me rehúso a ser parte de esto."
Y Stelle, que había permanecido en silencio hasta ahora, asintió con aprobación.
"Bien jugado, Aleph. Nos veremos en la cima. ¡Nanook, estoy de visita!"
"Maravilloso, ¿Vemos quien resiste más alcohol cósmico antes de caer en coma?"
"La pregunta hasta ofende ¡Claro que si!"
Aleph cruzó los brazos con orgullo.
"Mujeres, por favor, no peleen por mí… a menos que sea en una arena de combate con efectos especiales espectaculares."
Los Aeones de la Abundancia y la Armonía se miraron entre sí.
Sonrieron.
Y, sin previo aviso…
Aleph desató el conflicto más estúpido desde la creación.
**********
Mientras en la Estación Espacial Herta…
7 de Marzo miró la pantalla donde se transmitían las noticias cósmicas.
Vio la imagen de Xipe y Yaoshi reuniendo ejércitos estelares… por Aleph.
Suspiró.
Tomó un sorbo de su té.
"Bueno… esto es nuevo."
Herta, que también miraba la pantalla, encogió los hombros.
"Honestamente, esperaba que causara problemas, pero no a este nivel."
Welt entró en la habitación.
"¿Dónde está Aleph?"
7 de Marzo le señaló la pantalla.
Welt miró la noticia.
Leyó el titular.
"La Guerra de los Aeones: Armonía vs. Abundancia, ¿Todo por un Solo Hombre?"
Silencio.
Welt se quitó los lentes, los limpió lentamente, y los volvió a poner.
Suspiró.
"…Necesito un café."
***********
Acto 5: El Apocalipsis
Algunas guerras han sido luchadas por poder. Otras, por venganza. Algunas por ideales. Pero esta… esta nació del caos puro y absoluto.
Dos Aeones. Un hombre. Un universo a punto de estallar.
Y en el centro de todo… un idiota que simplemente se dejó llevar.
*****
El Tribunal de los Éones estaba en caos absoluto.
Los ejércitos de la Abundancia y la Armonía se reunían, cada uno con banderas ondeando con un brillo cósmico y melodías celestiales resonando en el vacío del espacio.
Los Aeones neutrales simplemente observaban la escena con incredulidad.
Lan se frotó la sien con frustración.
"Todo esto… por un hombre."
Yaoshi alzaba su cetro con orgullo.
"¡Por el amor eterno!"
Xipe cruzó los brazos con una sonrisa elegante.
"¡Por la sinfonía perfecta!"
Aleph simplemente observaba todo con una expresión confundida.
"Bueno… esto escaló rápido."
Stelle asintió con aprobación.
"Espera, ¿por qué no hay un ejército de la Caza aquí?"
Lan gruñó.
"Porque no somos estúpidos. Además, matar a Yaoshi será más fácil cuando este cansada y sin ejercito."
.....
las dos fuerzas colisionaron.
La Abundancia desató oleadas de energía regenerativa, resucitando a sus guerreros antes de que pudieran caer.
La Armonía aumentó la moral de sus tropas hasta niveles divinos, logrando que lucharan con una determinación sobrehumana.
Pom-Pom, observando desde la Estación Espacial Herta, gritó al ver la transmisión en vivo.
"¡¿Qué diablos le hicieron al universo?!"
Welt tomó un sorbo de su café.
"Pregunta equivocada."
7 de Marzo asintió.
"La verdadera pregunta es ¿Cómo lo arreglamos?"
Silencio.
Todos miraron la pantalla.
Vieron a Aleph simplemente sentado en un trono improvisado, viendo la batalla con una sonrisa mientras Stelle compartía una bolsa de palomitas con él.
Welt soltó un largo suspiro.
"…Voy por más café."
**********
Viendo que la guerra amenazaba con colapsar el equilibrio cósmico, Welt Yang decidió que era momento de actuar.
Apareció en el campo de batalla con su mirada de decepción.
Su mera presencia hizo que los soldados de ambos bandos sintieran una sensación inexplicable de culpa.
Con un solo susurro, su voz resonó en la mente de Aleph y Stelle:
"Ustedes dos. Al tren. Ahora."
El impacto fue inmediato.
Aleph se encogió en su asiento.
Stelle se tragó una palomita entera de la impresión.
Yaoshi y Xipe se miraron con confusión.
"¿Quién es este mortal?"
Welt cruzó los brazos.
"Soy el hombre que va a hacer que ambos reconsideren su vida en los próximos cinco segundos."
Aleph trató de responder con confianza.
"Vamos, Welt, ¿realmente crees que puedes–?"
Welt levantó una ceja.
Aleph se congeló.
Silencio.
Aleph y Stelle se miraron entre sí.
Luego, se pusieron de pie… y huyeron directamente hacia la Estación Espacial Herta.
********
Después de que Welt lograra desactivar la guerra con su autoridad absoluta de 'hermano mayor cansado', Aleph y Stelle finalmente despertaron en el Expreso Astral.
Se frotaron los ojos y miraron a su alrededor.
Todo estaba en calma.
No había Aeones gritándose entre sí.
No había ejércitos cósmicos marchando en su nombre.
No había guerra total por su "amor".
Silencio.
Aleph suspiró con alivio.
"Bueno… supongo que todo fue un sueño raro."
Welt apareció en la puerta con los brazos cruzados.
"…No, no lo fue."
Silencio.
Aleph y Stelle se quedaron completamente quietos.
7 de Marzo asomó la cabeza con una expresión divertida.
"Felicidades, Aleph. Literalmente fuiste la causa de una guerra entre diosas cósmicas."
Aleph se frotó la cara.
"…No lo recuerdes."
Stelle se encogió de hombros.
"Yo sigo diciendo que fue un logro."
Dan Heng entró con los brazos cruzados.
"Tenemos una deuda de más de de dos billones de créditos en reparaciones de la Estación Herta."
Aleph cerró los ojos con un quejido.
"…No quiero estar aquí."
Y mientras Welt preparaba el discurso de regaño más largo de la historia del Expreso Astral, Pom-Pom se apareció con una nota en la mano.
"Ah, por cierto."
Aleph tomó la nota y la leyó en voz alta.
"Querido Aleph, fue un placer conocer a un hombre con tanta pasión. La próxima vez que nos encontremos, quizás podamos arreglar nuestras diferencias en un ámbito más privado… con vino y estrellas fugaces."
"Con cariño, Yaoshi."
Silencio absoluto.
Aleph abrió la boca.
7 de Marzo la cerró con un dedo.
"No digas nada. Déjanos procesar esto."
Welt se quitó las gafas y las limpió lentamente.
Dan Heng simplemente se fue.
Y Stelle, tras unos segundos de análisis, asintió con una sonrisa.
"Bueno… al menos le sacaste algo bueno a todo esto."
Aleph miró la carta otra vez.
Reflexionó.
Y luego se dejó caer de espaldas en el sofá.
"... No soy un Emanador de Aha ¿Verdad?"
FIN?