El silencio se hizo pesado en la enfermería.
Aleph observó a Ruan Mei con una expresión cuidadosamente neutral mientras ella seguía disfrutando de su postre con una tranquilidad casi desconcertante. En comparación, Stelle tenía los brazos cruzados y miraba el plato de dulces como si dudará sobre si aceptar o no uno.
La científica no parecía molesta por la desconfianza de ambos. Al contrario, su expresión se tornó aún más divertida cuando vio sus reacciones.
"¿De verdad no quieren probar?" Insistió con un tono suave, moviendo el plato hacia ellos.
Aleph le dirigió una mirada rápida a Stelle antes de soltar un suspiro.
"No suelo aceptar comida de desconocidos" Repitió con el mismo tono que había usado antes.
Ruan Mei ladeó la cabeza, su sonrisa nunca desapareciendo.
"Oh, pero yo no soy una desconocida. No del todo. De hecho, es probable que ya hayas oído sobre mí, ¿no es así, Aleph?"
Él se tensó de inmediato.
"¿Por qué lo dices?"
"Bueno, simplemente lo intuyo. Además, si eres alguien con conocimiento del mundo, entonces es lógico que mi nombre te resulte familiar."
"Aunque mi conocimiento técnicamente no ES de este mundo."
Su sonrisa se amplió un poco más mientras partía un trozo de su postre con la cuchara de forma meticulosa.
"Pero dejando eso de lado… No planeo envenenarlos ni nada parecido. Sería un desperdicio de ingredientes y tiempo."
Stelle resopló.
"Ah, claro, porque eso es lo que más nos preocupa ahora mismo."
Aleph la miro con un poco de sorpresa ¿Desde cuando hablaba así?
Ruan Mei rió suavemente.
"No subestimes la importancia de un buen postre. La comida tiene el poder de calmar la mente y el cuerpo. Además, dudo que hayan comido algo desde que despertaron aquí, ¿me equivoco?"
Ni Aleph ni Stelle respondieron.
Lo que, en sí mismo, ya era una respuesta.
Aleph se masajeó la sien.
Lo cierto era que, más allá de su recelo hacia Ruan Mei, su estómago estaba empezando a recordarle que no había comido nada en mucho tiempo. Y aunque su cuerpo podía resistir bastante, era difícil ignorar el vacío en su estómago cuando le ponían algo dulce frente a él.
Finalmente, tomó una decisión.
"Está bien."
Stelle lo miró con sorpresa.
"¿En serio?"
"Dudo que haya algún veneno aquí. Y si lo hay, lo sabré al primer bocado."
Dicho esto, Aleph tomó un pequeño trozo del postre con la cuchara que Ruan Mei le ofrecía. Observó la textura por un segundo antes de llevárselo a la boca con cautela.
…Y su lengua fue recibida por una explosión de dulzura perfectamente equilibrada con un toque de suavidad que se deshacía en su boca.
No pudo evitar arquear una ceja.
"…No está mal."
"¡Ah! ¡Sabía que te gustaría!" Exclamó Ruan Mei con una expresión satisfecha. Luego miró a Stelle con una ceja arqueada. "¿Y tú?"
La joven gruñó por lo bajo, pero finalmente cedió y tomó un bocado de mala gana. Su expresión se mantuvo estoica por un momento… hasta que, lentamente, su mirada se suavizó un poco.
"Está bueno."
Ruan Mei sonrió con diversión.
"Vaya, qué halago viniendo de ti."
Terminando con la comida, Ruan Mei se puso de pie con elegancia y los miró con una expresión más seria, aunque aún con su tono relajado.
"Bien, ahora que han recuperado un poco de energía, tengo un pequeño favor que pedirles. Pero antes me gustaría hacerles una pregunta."
Aleph frunció el ceño.
"¿Ustedes saben de que se trata mi investigación?"
Stelle pareció pensativa durante unos momentos antes de abrir la boca.
"No. Mi área de investigación son los cuentos de baños."
Aleph la miro con una expresión bastante peculiar. Stelle lo miro y comenzó a mover desesperadamente sus manos mientras trataba de aclarar la situación.
Ruan Mei sonrió.
"Ya veo, un lindo pasatiempo." Viendo la mirada que le dirigía Stelle, la mujer se explicó. "No quiero hacerte daño. No he interferido en tus habilidades lingüísticas, eso sería muy descortés... Solo hice un ajuste menor. Hace unos días, le hice saber a Herta mi interés por ti. Mi intención es que sirvas como "asistente". Basándonos en nuestras interacciones dentro del Universo Simulado, creo que cumples los requisitos."
Aleph fruncio el ceño.
"Sabía que esto no era gratis."
"Me resulta difícil confiar en otras personas además de mí misma. Un solo error en una investigación puede generar problemas, y odio que los asuntos se me vayan de las manos. Por eso, agregué elixir cierrabocas a este postre. No les hará daño, pero no podrás decir lo que realmente piensas al responder preguntas relacionadas conmigo."
"¿Burroughs?"
[No se preocupe, Maestro. Influencias de elementos como estos podría purgarlos de su cuerpo con los ojos cerrados, simplemente no deje que esta mujer note eso.]
"Tómalo como una protección. Preservará mi investigación y tu seguridad personal. Una vez solucionados los problemas, te daré el antídoto."
"Bien, ¿Que es lo que desea, oh gran genia?" Exclamó Aleph, sonando un poco más molesto de lo que pretendía.
"No digas eso. Es algo simple" Ruan Mei agitó una mano con despreocupación. "Solo necesito que me ayuden a recuperar los resultados de uno de mis experimentos. Cuando llegué por primera vez a la Estación Espacial, tomé prestada la llama de fase de Herta, un invento de la miembro n.º 29, Sserkal. Esperaba que los resultados de otros miembros me iluminaran."
Stelle la miró con curiosidad.
"Define "resultados"."
"A eso estaba llegando, una oleada de creatividad me llevó a explorar el cultivo de la vida en la Estación Espacial. Nada peligroso. Son formas de vida artificiales creadas en la estación espacial Herta." Respondió con un tono calmado. "En mi imaginación, estas formas de vida serían una nueva clase y nacerían como genios. Planeaba ponerles el nombre de Lambda, miembro n.º 8 del Círculo de Genios... No se que salió mal, tienen su propia sensibilidad, pero no son genios en lo absoluto. El punto es que en algún momento, se dispersaron por la estación, y ahora necesito reunirlas en la zona de confinamiento."
Aleph entrecerró los ojos.
"¿Y por qué nosotros?"
"Porque ustedes están disponibles y tienen la fuerza para hacerlo. Además, si los dejo aquí más tiempo, solo se aburrirán, ¿no creen?"
Stelle le lanzó una mirada a Aleph.
"¿Tú qué dices?"
Él no respondió de inmediato. Miró a Ruan Mei, tratando de leer su expresión. Sabía que no debía confiar ciegamente en ella, pero tampoco tenía una razón de peso para rechazar la petición.
... Aunque tampoco negaría que estaba un poco molesto por lo del postre, aunque estuvo delicioso, y en cierta parte entendía sus motivos para hacerlo.
Además, si era honesto, quedarse en la enfermería sin hacer nada empezaba a ser insoportable.
¡Era un hombre de acción por todos los cielos!
Finalmente, se encogió de hombros.
"Supongo que podemos echar un vistazo."
Ruan Mei pareció complacida.
"Maravilloso."
Mientras la científica comenzaba a darles más detalles sobre la misión, Aleph no pudo evitar tener un pensamiento en el fondo de su mente.
"Definitivamente esto no será tan simple como ella dice."
Y su instinto rara vez se equivocaba.
...
La estación espacial Herta tenía algo especial durante la noche.
O al menos lo que en este lugar pasaba por "noche". La luz artificial se atenuaba hasta volverse un resplandor tenue, como un atardecer, y las sombras se alargaban en los pasillos metálicos, dándole un cierto cambio al ambiente.
Aleph y Stelle avanzaban en silencio, guiados solo por las coordenadas que Ruan Mei había transferido a sus dispositivos.
Según ella, los "resultados" de sus experimentos no estaban demasiado lejos, pero ninguno de los dos confiaba, o más bien dicho esperaba, que fuera un simple paseo.
"Dime algo, Aleph." Murmuró Stelle mientras miraba a su alrededor con el ceño fruncido. "¿Por qué siento que estamos en la antesala de una película de terror?"
Aleph exhaló por la nariz.
"Porque técnicamente lo estamos. Tranquila, si un monstruo aparece buscaremos a Dan Heng o 7 de Marzo y los usaremos de escudos."
"Genial."
Siguieron avanzando hasta llegar a un sector más oscuro, donde las luces parpadeaban ocasionalmente y el silencio era aún más denso.
Frente a ellos había una gran compuerta con señales de advertencia y una terminal de acceso que parecía haber sido usada recientemente.
Aleph revisó el dispositivo.
"Deberíamos estar cerca."
Antes de que pudiera hacer algo más, un sonido suave y casi líquido llegó a sus oídos.
Se giró con rapidez, poniéndose en guardia.
Y entonces lo vio.
A unos metros de ellos, en el suelo, había una criatura peculiar. Su forma era felina, con un pequeño cuerpo negro y orejas puntiagudas, pero lo que lo hacía extraño era el molde de gelatina verde grisáceo que lo rodeaba, dándole una apariencia un tanto demasiado adorable... Al menos para Aleph.
El pequeño ser levantó la cabeza, y aunque no tenía boca, sus grandes ojos expresaban algo cercano a la tristeza.
Luego, de alguna forma que Aleph no terminaba de comprender, su propia voz resonó en su mente.
"¿Vinieron por mí…?"
Aleph sintió un escalofrío involuntario. No era que la voz fuera aterradora, pero la sensación de escuchar tu propia voz siendo usada dentro de tu propia cabeza sin previo aviso por alguien más siempre era perturbadora.
Stelle parpadeó y luego inclinó la cabeza.
"¿Acabo de hablar en mi mente con un gato de gelatina?"
Aleph cruzó los brazos.
"Sí."
La criatura pareció dudar un momento antes de acercarse con cautela.
"Ruan Mei nos hizo… pero hace mucho que no viene a vernos."
Había una tristeza profunda en su "voz", y Aleph no pudo evitar sentir un ligero peso en el pecho. Miró a Stelle, quien suspiró.
"Supongo que eres uno de los bichos que estamos buscando, ¿verdad?"
"Soy Cheesecake…"
Aleph alzó una ceja.
"¿Cheesecake?"
"Así me llamaron. Aunque nunca supe si realmente era un nombre o solo una broma."
Antes de que Aleph pudiera decir algo más, otro sonido captó su atención. Esta vez, más juguetón y animado.
Desde el techo, una forma pequeña y redonda saltó frente a ellos, aterrizando con un movimiento ágil.
Era otra criatura, pero esta tenía una apariencia más sólida. Su cuerpo parecía una combinación entre un pequeño roedor y un bizcocho esponjoso, con motas de color crema en su piel. Sus ojos brillaban con curiosidad y emoción.
"¡Gente nueva! ¡Por fin alguien viene a vernos!"
Aleph y Stelle intercambiaron miradas.
"Déjame adivinar." Dijo Stelle. "¿También puedes hablar en nuestras mentes?"
"¡Sí! ¡Y soy Pudding!"
El pequeño ser rodó en círculos por el suelo con entusiasmo antes de detenerse de golpe y mirar directamente a Aleph.
"¿Ruan Mei te mandó? ¿Vino a verme?"
Aleph tardó un momento en responder.
"Nos pidió que los reuniéramos en la zona de confinamiento."
La emoción en la "voz" de Pudding disminuyó levemente.
"Ah… ya veo."
La forma en que lo dijo, con tanta desilusión, no pasó desapercibida.
Aleph sintió una punzada de incomodidad.
Poco a poco, más criaturas comenzaron a aparecer desde la oscuridad, algunas con formas extrañas pero todas compartiendo la misma particularidad: la capacidad de comunicarse de manera telepática y una relación complicada con Ruan Mei.
Cheesecake fue el primero en romper el silencio.
"No estamos solos aquí."
Aleph se tensó.
"¿A qué te refieres?"
"Hay algo más… algo grande… y no es uno de nosotros."
Fue entonces cuando escuchó el sonido.
Un chasquido agudo, seco.
Stelle sacó su bate casi de inmediato.
"¿Qué demonios fue eso?"
Antes de que Aleph pudiera responder, un destello pasó frente a ellos, y la tenue luz de la estación espacial reveló algo que no deberían haber encontrado.
Desde las sombras, un par de ojos brillantes y múltiples extremidades se deslizaron fuera de la oscuridad.
"Tch."
Y, por la forma en que se movía, no estaba feliz de verlos.
...
El pasillo tembló con un sonido seco y desagradable, como el crujir de huesos dentro de un caparazón. Algo se movía en la oscuridad, desplazándose con una fluidez increíble.
Aleph chasqueo su lengua.
Con un uso de Bufula, un bate de hielo, ya se encontraba en su mano, listo para reaccionar a cualquier cosa que saliera de entre las sombras.
Stelle, con el suyo preparado, observaba fijamente los ojos brillantes que parpadeaban a la distancia.
"Dime que eso es solo un robot de mantenimiento muy feo." Susurró Stelle.
Pudding y Cheesecake se pegaron más a Aleph.
"No… no es un robot."
Un nuevo chasquido sonó, y entonces la criatura se movió por completo fuera de su escondite.
Era un insecto. O al menos algo parecido a uno.
Su cuerpo era grande y alargado, cubierto de un exoesqueleto oscuro con reflejos que parecían metálicos, tenía múltiples patas afiladas que terminaban en garras que chasqueaban contra el suelo con cada paso. Pero lo peor era su cabeza: un rostro casi humanoide, con una boca cubierta de mandíbulas serradas que se abrían y cerraban lentamente, como si saboreara el aire.
Aleph fruncio el ceño al notar el parecido entre esta cosa y los "Hijos de Ruan Mei" que había visto a Herta Suprema tratar de liberar.
"No sé qué diablos es eso." Murmuró. "Pero definitivamente no quiero que se nos acerque."
El insecto se quedó inmóvil por un momento, inclinando ligeramente su cabeza como si los analizara. Luego, sin previo aviso, saltó hacia ellos a gran velocidad.
"No es tan rápido como creía."
Aleph reaccionó al instante, lanzándose sobre él mientras Stelle parecía un tanto decepcionada.
"... Es solo apariencia."
La criatura aterrizó, girando su cabeza hacia Stelle con movimientos espasmódicos. Se agazapó, lista para atacar de nuevo.
Pero Aleph lo despacho de un solo golpe. Efectivamente, esos insectos solo tenían una apariencia amenazante pero un poder decepcionante.
"¡Tienen que irse!" Las palabras de Cheesecake resonaron en sus mentes. "¡No es el único!"
Aleph y Stelle no tuvieron tiempo de preguntar a qué se refería, porque en ese momento un segundo insecto emergió del techo, cayendo justo detrás de ellos.
Ahora estaban rodeados.
Aleph frunció el ceño.
"¿Tú también tienes la sensación de que esto es aburrido?"
"Sí, pero no tanto como posar para fotos con 7 de Marzo." Respondió Stelle con calma.
Aleph reprimió un escalofrío. Esa tonta era realmente intensa cuando se trataba de fotos.
Los insectos no esperaron más. Uno de ellos cargó de frente, mientras el otro se lanzó desde un costado.
Aleph tomó una decisión en el acto.
"¡Mabufu!"
No quería perder tiempo y esfuerzo golpeando a un montón de debiluchos.
Con una orden el hielo envolvió a los insectos en un instante y bajo la mirada sorprendida de las lindas criaturas. Stelle aprovechó la oportunidad y destruyó de un solo golpe a aquello que temían.
....
Cheesecake se quedó mirando con sorpresa los fragmentos de hielo destrozado en el suelo.
Sus pensamientos se estancaron hasta que finalmente llegaron a una pregunta ¿Era el insecto débil o Aleph y Stelle mucho más fuertes que él?
Independientemente de sus dudas, Cheesecake fue levantado en los brazos de Aleph y acariciado.
Mientras pensaba que no se sentía tan mal. Se encargó de guiar a los dos hacia la Zona de contención.
Siguieron caminando hasta que llegaron a un corredor más amplio. Sin embargo, lo que encontraron allí les dejó una sensación de que deberían estar mucho más en guardia.
Las paredes estaban destrozadas.
Fragmentos de maquinaria y cristales rotos cubrían el suelo, y el aire tenía un leve olor a quemado. Pero lo peor de todo eran las decenas de sombras que se movían en la distancia.
Docenas de esos insectos infestaban el pasillo, algunos arrastrándose por el suelo, otros colgados del techo.
Cheesecake se estremeció en los brazos de Aleph.
Y Pudding se escondió detrás de Stelle.
"Esto no está bien… No debería haber tantos."
Aleph tragó saliva.
Tanta... Exp en un solo lugar y al alcance de sus manos.
Podía sentirlo, estos eran mucho más fuertes que los que habían encontrado antes.
"Esto ya dejó de ser una simple misión de recolección." Murmuro mientras una sonrisa aparecía en su rostro.
Stelle levantó su bate. No había expresión en su rostro pero la leve contracción en sus labios y el brillo en sus ojos lo decía todo.
Incluso si la razón era distinta que a la de Aleph ella tampoco rechazaría un objeto golpeable anti estrés gratuito.
Con sonrisas en sus rostros (leve en el caso de Stelle) se lanzaron a la batalla.
...
La batalla duro mucho más que la anterior, en general si bien los insectos no eran tan poderosos podían dar una buena lucha.
Una vez acabaron con el último decidieron observar los alrededores.
No tardaron mucho en encontrar el sótano de la zona de contención
Pero ahora… ¿dónde estaban?
Aleph se giró para observar el interior de la sala.
Había monitores parpadeando, cápsulas de contención rotas y un ambiente denso.
Una luz roja iluminaba tenuemente el lugar.
En el centro, flotando cerca de un enorme tubo de cristal cristal destrozado, había algo que daba la sensación de que no debería existir.
Una criatura deforme, con múltiples extremidades en proceso de división, más insectos surgían de su cuerpo esparciendose en el suelo.
Los colores de su exoesqueleto oscilando entre el negro y el azul brillante.
Un gruñido bajo escapaba de su enorme boca.
Y sus ojos… estaban fijos en Aleph.
[Maestro, tiene un nuevo reto.]
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No me cuelguen, es que no me acordaba los nombres de esas cositas lindas, solo me acordaba de que que quiero un peluche de uno y no mucho más.
Si alguien se los sabe ¿Podria enviarmelos para que corrija esa parte con los nombres que deberían ir?