Cherreads

Chapter 14 - Capítulo 14: Daños

Una sonrisa se formó en la cara de Dionnysus al contemplar el mundo inferior.

Todo había sucedido como él lo había soñado; la mazmorra, una vez más, disfrutaba de los colores del cielo, mientras que la abominación llamada Babel se derrumbaba bajo su propio peso.

Indudablemente, esto lo convertiría en el mayor villano que ha conocido Orario. Pero el villano no es más que el catalizador para los héroes, un objetivo que motive al hombre a alcanzar sus límites y abrir nuevos horizontes.

Esos dioses que lo maldicen no son más que hipócritas. Nosotros invadimos sus tierras, alteramos el orden; la gran guerra en el mundo inferior no era algo en lo que ellos debían interceder.

Todos y cada uno de sus hermanos son villanos, más imperdonables que él, cortando las hermosas alas que los mortales estaban forjando con su propio sudor y lágrimas.

Quería reírse de su ingenuidad una última vez antes de que su poder divino suprimiera toda emoción mortal que quedara en su psique.

Loki nunca hubiera esperado que recurriera a tal acto, pero incluso sin manos para jugar una última ronda, él había salido ganador.

Entregando su cuerpo mortal a la mismísima muerte, había logrado lo que ningún otro dios caótico se atrevió.

Ningún dios en sus cabales tocaría la escala inversa de las mazmorras usando sus poderes dentro de ella. De hecho, su mera presencia mientras se ocultaba ya era un acto de mala fe al corrompido juego que los dioses disputaban en el mundo inferior.

Avergonzado, solo vio una escapatoria. Como rey arrinconado al final del tablero, se haría jaque a sí mismo.

¿Cuál es el problema de destruir la única construcción que retenía a los monstruos?

¿Qué importa si la madre usa esta transgresión para romper el tratado ancestral y retirar los sellos sobre ella?

Todos los dioses conocían lo peligrosa que era la madre, engendrando monstruos de pesadilla destinados a aniquilar el mundo inferior. Solo los verdaderos héroes podrían detener su paso y traer prosperidad. Pero ahora que los dioses se atrevieron a interferir, ella no descansará hasta que los dientes de sus hijos se claven profundamente en lo divino.

Él no rompió las reglas, después de todo. Frente al poder absoluto de una calamidad que es un dios con todas sus habilidades selladas. ¡No serían más que carne de cañón listos para el matadero!

Con el camino libre hacia la superficie, la fiesta estaba a punto de comenzar, donde se decidirá el destino del mundo. ¿Nacerá un héroe capaz de protagonizar esta épica que había preparado o todos morirán en el proceso?

Su sentido divino se expandía a cada momento, pronto la omnisciencia envolvería todo Orario. Con tal capacidad, hasta la más mínima partícula en movimiento o pensamiento más mundano estarían al descubierto.

Renegó ante esto, reprimiendo su creciente divinidad. Aún podía escuchar los lamentos de los dioses a su alrededor, recordándole el pecado que sería intentar espiar los secretos de su verdugo. Ni en el más oscuro sueño él o sus hermanos hubieran pensado en algo así, cientos de divinidades extinguidas, destrozadas sin oportunidad de sobrevivir.

El daño era tal que ni en mil años podrían reformarse para dar luz a sus conciencias nuevamente.

Resignado, apartó su vista de la entrada de la mazmorra solo para ver algo que lo desconcertó. El paisaje que tanto recordaba y se había grabado profundamente en su mente en los milenios que había durado su vida se había deformado, dejando atrás algo totalmente distinto. Apenas quedaban vestigios reconocibles de lo que una vez fue el mundo inferior.

Eufórico, vagó con su mirada, cubriendo cientos de kilómetros en segundos. Era como si el pequeño estanque que era el mundo inferior se hubiera convertido en un inmenso mar inacabable.

"¿Qué está sucediendo...?" susurró sorprendido por la revelación. El Genkai parecía haber sido cortado y cosido con tierras extrañas, mientras que poderosas presencias se alzaban erizando cada bello de su cuerpo.

Su sentido divino se congelaba cada vez que se encontraba con seres capaces de rivalizar con los mismísimos dioses. "Esto es una locura", se dijo a sí mismo como un intento de preservar lo poco de cordura que le quedaba.

"¡Whooo!"

Un rugido atronador resonó en su cabeza, obligándolo a despertar de su estupor y sumiéndolo en un sentimiento de peligro.

Impactado, buscó en estas nuevas tierras al culpable, pero no lo encontró. Sus movimientos se ralentizaron cuando la revelación llegó a él.

Ese rugido no provino del mundo inferior.

...

Finn, el "valiente" capitán de la Familia Loki, corría junto a sus compañeros tras los pasos de Dionysus y las criaturas humanoides que lo acompañaban. Todos mostraban expresiones oscuras en sus caras, al igual que él; tenían un mal presentimiento que se había confirmado con la oleada de miedo que sintieron antes y el hecho de que cada piso que pasaban estaba plagado de especies fortalecidas.

En especial, Ais y Lefiya parecían estar decididas a terminar con los planes del dios de una vez por todas.

Su pulgar le dolía, alertándolo del peligro, pero no podía hacer más que ignorarlo; los rastros de pisadas eran frescos, diciéndole que en breve los alcanzarían.

En general, su grupo debía ser más que suficiente para vencer a las dos criaturas, incluso si estaban acompañados de las Violas come humanos. Apretó firmemente su lanza; en el peor de los casos, debería usar para sobreponerse a cualquier cosa que pudieran lanzarle. Ya no podía fracasar nuevamente. ¿Cómo miraría el rostro de los demás Pallums sabiendo que su objetivo había escapado tantas veces de sus manos?

Gareth pasó a su lado, asintiendo con la cabeza. Había desenfundado su escudo pesado y su gran hacha de guerra, desconcertándolo. Inconscientemente enfrió su cabeza, agudizando sus sentidos. Eran leves, pero desde la entrada al siguiente piso se podían escuchar los sonidos de un conflicto. Conociendo la única respuesta posible, Finn mandó la señal a los demás para que tomaran sus armas y se prepararan para luchar.

Sus pasos se ralentizaron hasta detenerse mientras alcanzaban la entrada del piso 39. Frente a ellos no estaba la emboscada que esperaban, más bien todo lo contrario.

Lefiya llevó su mano a la boca, conteniendo un grito al ver el deplorable estado de su amiga, quien indefensa sollozaba sobre un charco de su propia sangre, no muy distinto a la criatura de cabello rojo, quien, amputada de sus extremidades, se retorcía intentando recuperarse.

Algunos dieron un paso hacia atrás de pavor al notar a los múltiples no muertos arrodillados, los cuales, cada uno, expelía una presencia equiparable a la de Udaeus, monstruo Rex, jefe del piso 37 de la masmorra.

Cuando sintieron la presencia del Señor de la Muerte que los miraba con un odio sin igual, sus corazones parecieron querer detenerse en el acto. Era como estar en presencia de un dios con su arcanum desatado, uno tan oscuro que el concepto de vida sería incompatible.

Solo unos pocos, como Finn, miraron directamente al centro del piso donde el sinónimo de muerte sujetaba al dios que buscaban del cuello.

La mirada de Dionnysus se desvió de su captor un momento para mirarlos. "Este es un adiós, Familia Loki."

El sonido de su cuello siendo destrozado resonó antes de que su cuerpo estallara en arcanum. Los pisos en dirección a la superficie eran como mantequilla cortada por un cuchillo caliente.

El poder de un dios desatado en su totalidad para regresar al cielo era un acto imparable, y nada, absolutamente nada conocido hasta el momento que hubiera estado en el camino de ese poder, había logrado salir indemne. Por eso, cuando vieron a la muerte, quien se había atrevido a cometer el mayor pecado para un mortal, salir totalmente ileso, supieron que no podrían escapar.

...

El cuerpo del 'Dios' brilló con una luz divina tan deslumbrante que dañaba los ojos de todos en el piso, excepto Ainz, quien alarmado soltó el cuello del cadáver. Pero ya era demasiado tarde para escapar.

Estallando, se convirtió en un torrente de energía que se expandió varios metros, atrapando a Ainz y a Ein en su resplandor. De manera instantánea, el cuerpo de la elfa se desintegró en la nada, ni siquiera sus cenizas lograron mantenerse.

Mientras tanto, Ainz no estaba mucho mejor; su barra de HP caía en picada, alcanzando números rojos. Sus medidas defensivas reducían un poco el daño, pero a este paso moriría igual que Ein en unos pocos segundos. Por suerte, como una bendición del cielo, el creciente sonido de su barra de experiencia resonó en su cabeza.

Su HP reducido aumentó en una proporción considerable cuando el tintineo del aumento de nivel llegó, y sin detenerse ahí, el golpe de suerte se repitió dos veces más antes de que el hechizo se dispersara.

La luz se atenuó, volviendo todo lentamente a la normalidad.

Ainz aún seguía de pie en el centro del piso, manteniendo poco menos de la mitad de su HP restante. La tierra a su alrededor se había carbonizado en negro, mientras que, sobre él, un agujero atravesaba cada uno de los 38 pisos sobre su cabeza, filtrando un pequeño rastro de luz de la superficie que lo iluminaban.

Su cuerpo tembló levemente antes de que suprimiera el dolor que sentía. Por un segundo, Ainz sintió como si hubiera estado sumergido en ácido; ahora, solo experimentaba cada uno de sus huesos adormecidos.

Se había confiado; sus conocimientos de Yggdrasil lo cegaban, incluso ahora, después de ver repetidas veces que este mundo no seguía las mismas reglas que conocía.

¿Quién podía culparlo? Tantos años jugando y nunca había visto algo igual. Había algunos hechizos que podían cargarse en casos donde el lanzador muriera, pero nunca esperó que este mundo pudiera hacerlo con un hechizo de supernivel.

Los GM estarían cansados de leer las quejas de los jugadores pidiendo un parche para esto si hubiera sucedido en el juego.

Las magias de supernivel eran las armas más poderosas en el repertorio de un mago, y muchas de ellas podían causar estragos si llegaban a conectar. Por eso, para usarlas, debían pasar por un largo tiempo de carga que podía ser interrumpido por cualquier daño externo.

Solo items de pago, como el reloj de arena, podían alterar esta variable, pero aún así, la activación del hechizo le daría un segundo al rival para reaccionar. Lo que acababa de suceder no fue tan gentil como eso; fue casi instantáneo. Si Ainz no hubiera tenido la suerte de subir de nivel, habría muerto sin la capacidad de quejarse.

Levantó la mano con la que había partido el cuello al 'Dios'; sus movimientos eran rígidos y el picor de cientos de agujas le incomodaban. Había sobrevivido a uno de los hechizos que más temía: [Fallen Down], una magia de supernivel enfocada en el daño masivo, esencialmente efectiva contra los no-muertos.

Las expresiones de todos parecían congeladas mientras Ainz recuperaba la compostura, como si temieran interrumpirlo.

La mazmorra había comenzado a temblar descontrolada, y un miasma rojizo se filtraba de sus paredes, las cuales emitían claramente un grito de dolor. El piso bajo sus pies se agrietó, cambiando su estado e intentando atraparlo.

Lamentablemente para la mazmorra, Ainz estaba alerta. Lanzando Vuelo, se elevó alejándose de la retorcida tierra que parecía atrapar todo lo que la tocara.

Solo por curiosidad, Ainz uso [Mana Essence] [Life Essence] sobre el suelo, congelándose ante lo que vio.

Frente a él, las barras de estado de la mazmorra se habían formado, mostrándole algo que haría sudar frío a cualquier jugador que las viera. La mazmorra, donde había estado cazando monstruos por horas, era la cosa más loca que había visto desde que llegó a este mundo, ya que poseía un estado comparable a un jefe mundial.

Con un crujido, el agujero hacia la superficie comenzó a cerrarse rápidamente sobre ellos.

Ainz debatió internamente entre quedarse dentro de lo que parecía ser un jefe mundial o salir de la mazmorra y enfrentarse a la horda que el tal 'Creador' había mandado a la ciudad fuera del calabozo.

La decisión fue mucho más fácil de lo que hubiera imaginado. Desde su punto de vista, era mucho mejor un mal conocido que uno por conocer.

Decidido a escapar, pensó por un momento en los aventureros. Parecían tener problemas para enfrentarse a la mazmorra que se cerraba sobre ellos, y muy probablemente morirían. Algo que extrañamente a Suzuki Satoru le disgustaba. Ya había comprobado que incluso su sentido de moralidad se había deformado al llegar a este mundo después de matar al 'Dios' sin que esto le afectara. Pero cada vez que los miraba, se veía a sí mismo peleando en las primeras fases de Yggdrasil.

Si Touch Me lo hubiera ignorado en ese momento, ¿qué sería de él? Muy probablemente ni siquiera hubiera continuado jugando Yggdrasil, perdiéndose todos esos momentos que conservaba con cariño.

Miró a los aventureros que luchaban contra la mazmorra que intentaba aprisionarlos y evaluó sus estados entregados por [Mana Essence] [Life Essence], aliviándose al ver que no representaban un peligro.

Lanzó [Vuelo Masivo] sobre ellos, permitiendo que se elevaran en el aire, alejándolos del peligro. También lo usó sobre las dos chicas incapacitadas que acompañaban al dios, preparado para sacarlas de ahí.

Les dio la indicación a sus invocaciones de que exploraran la mazmorra antes de volver su atención nuevamente a los aventureros. "Síganme a la superficie si quieren vivir", dijo con un tono autoritario que no desentonaría con su aspecto.

...

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